El primer año de estar con mis pequeños noté que teníamos un tono de voz bastante elevado. Además de que teníamos ciertas dificultades para saber cuándo debíamos hablar y cuando debíamos escuchar (o quizá simplemente es que hablamos a todas horas jeje).
Entonces en un curso de formación hablaron de esta herramienta y pensé...la tengo que probar.

De esta manera se hace "visible" cuando y cómo podemos hablar, sin molestar a los demás y se llega a un mejor control interno. Además cuando se nos "olvida" y estamos hablando mucho, con un simple "¿de qué color está el semáforo?", todo el mundo sabe lo que hay que hacer y es menos necesario llamar la atención a niños en concreto.
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